La incorporación de temas espirituales dentro de las estrategias de cultura organizacional puede traer diversos beneficios al desarrollo individual de la persona y al ambiente laboral.  El desarrollo de la espiritualidad puede traer beneficios como aumento en la creatividad, honestidad, confianza, sentido de logro personal y compromiso individual, lo cual se verá expresado en un aumento en el desempeño organizacional. 

En términos de desarrollo organizacional se han encontraron que niveles altos de espiritualidad individual están asociados a diversas actitudes y preferencias organizacionales, como lo son: mayor apoyo a estilos de liderazgo democrático, mayor manifestación de conductas altruistas y ciudadanía organizacional, mayor compromiso con la organización y el grupo de trabajo, y mayor tolerancia a los fracasos en el trabajo.

Por otro lado han encontrado que el desarrollo de los niveles de espiritualidad de los individuos en el trabajo traen como resultado el desarrollo de dos competencias generales.  En primer lugar, se ve desarrollada la competencia personal, entendida como el aumento en las capacidades para manejarse a sí mismo.  En este aspecto, el individuo desarrolla cualidades como la autoestima, conciencia propia de pensamientos y emociones, auto-evaluaciones positivas, sentido de mayor independencia personal y autorrealización.  Con estas cualidades, el individuo logra desarrollar destrezas como: mayor sentido de independencia, adaptabilidad, flexibilidad y menor impulsividad.
La segunda competencia desarrollada es la social, la cual involucra las formas en la cual manejamos las relaciones sociales.  Esta competencia está asociada a cualidades sociales positivas, empatía y altruismo.  Las destrezas desarrolladas son mantener buenas relaciones sociales con los compañeros de trabajo, buenas relaciones con los supervisores, ser socialmente extrovertidos, colaborador, una orientación a apoyar valores positivos y una menor sensibilidad a la crítica

Algunos estudios revelan que los beneficios de un ambiente laboral espiritual integra tres dimensiones generales del trabajo: beneficios asociados al mejoramiento del clima organizacional (ambiente cordial, positivo y armonioso), mejoramiento de actitudes relacionadas al trabajo (endoso de valores positivos, mayores niveles de tolerancia) y en particular conductas positivas relacionadas al servicio al cliente (aumento en la sensibilidad del trato).